De congresos de Antropología en Valencia

Desencuentros antropológicos en congresos. (¿Le podríamos llamar violencia simbólica de baja intensidad?)
PepaRandis. 5/09/2017
El Congreso de Antropología que se celebra en Valencia es un punto de encuentro donde analizar, describir, criticar, reflexionar, etc. sobre determinados contextos culturales y sus gentes.
En estos análisis y descripciones es fácil encontrar desde la antropología una vertiente crítica a determinados modos de hacer y proceder. Ahora bien, parece ser que la antropología en su tradición de estudió de los “otros” sigue sin mirarse a si misma, y carece de esa mirada crítica hacia si misma. O diría que tanto mirar a “los otros” ha hecho que nos olvidemos de “los nosotros” y no tengamos una mirada crítica en cómo procedemos en determinados temas.
Esto me hace pensar que puede que en lugar de mirar a la Antropología como disciplina lo que deberíamos es mirar que hacemos los antropólogos/as. Puede que sí, y ahora mismo pensando puede que más que interesarme que hace la antropología diría que me interesa más saber que hacemos los antropólogos/as con los conocimientos adquiridos.
Dados los estudios que he realizado pensaba en abrir un consultorio terapéutico. Vamos, trabajar como terapeuta. Pero con una peculiaridad, no quiero que la gente que acuda al consultorio me pague nada, más bien por acudir lo que quiero es pagarles yo porque vengan. Y esto me gustaría que fuera seguido por otros profesionales, como aquellos de la medicina que tienen una consulta privada. Que les paguen a aquellos clientes que vayan a su consulta.
¿Parece un chiste? Pues no, no lo es. Desde otros ámbitos y espacios profesionales así se hace. Uno de ellos el académico y en el que también participa la antropología, o más bien, personas que se dedican al estudio y/o práctica de la antropología.
Presentar una comunicación a un congreso, de antropología en este caso, y tener que pagar por asistir a él puede tener muchas miradas, y una de ellas, la que veo en mi caso es que estoy llenando de contenidos a un evento (congreso en este caso) y no solo no recibo nada a cambio por mi trabajo, labor o como se le quiera llamar, sino que incluso toca pagar por hacerlo. ¿Podría llamarlo contradicción, estafa, hipocresía …? Estoy un poco perdido, pero de algún modo mis pensamientos se acercan a las palabras de la línea de arriba.
Lo que sí veo es la mercantilización del conocimiento, los espacios académicos, los saberes, y los trabajos. Sobre todo en mi caso me focalizo en como los ámbitos académicos y el universitario en concreto, o aquellos que requieren profesionales de la investigación evalúan como positivo (para la obtención de una plaza para un puesto de trabajo) los artículos académicos en revistas o las comunicaciones en congresos, y luego pues hay lo que hay, que hay quién de una manera u otra se aprovecha de esto de algún modo, consciente o inconscientemente, con una excusa o con otra, con una explicación o con otra, pero al fin y al cabo lo que se da es que alguien ofrece un trabajo propio en el que hay un saber y conocimiento y encima debe pagar por ello si presenta una comunicación como el caso de este congreso. (Y en el caso de los artículos otro tanto habría por decir, pero ahora reflexionaba sobre el congreso en concreto).
Me pregunto si aquellas personas que se dedican al estudio de la violencia lo introducirían como algún tipo de violencia simbólica, ya fuera de alta o baja intensidad.
El estudio de “los otros” puede resultar rentable de algún modo, porque mirarse a si mismo sería ver las contradicciones que algunos vemos que hay en “los nosotros”, y asumirlas podría hacernos entrar en contradicción porque o nos etiquetamos como hipócritas de alguna manera o tomamos cartas en el asunto y decidimos cambiar las reglas del juego. Se requiere de un compromiso para cambiar determinadas cosas, pero a veces resulta difícil transformar contextos si no nos transformamos antes a nosotros y eso conlleva en cierto modo inicialmente pensar sobre lo que hacemos y como lo hacemos.
Como profesionales de la antropología resulta paradójico encontrar a compañeros y compañeras en una manifestación contra una reforma laboral por ejemplo, pero no oponiéndose al valor de un trabajo que se precariza como en el caso que se da en congresos, jornadas y demás en los que lo presentado como una comunicación se “humilla” en cierto modo al no valorar el esfuerzo y trabajo que ha hecho que se realice.
Se han construido y hemos creado espacios de poder, muy ligados al academicismo, con unas prácticas como la citada que deberíamos empezar a replantearnos si queremos conocimientos valorados y libres de maltratos.
Cada cual que juegue su carta.

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